Programa de adiestramiento de perros en cárceles federales

El Programa Huellas de Esperanza, dedicado al adiestramiento canino en cárceles,  entregó ayer una perra de compañía a una joven discapacitada. Este programa impulsado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal (SPF), busca la reinserción socio-laboral de los internos a través del entrenamiento de perros de asistencia y servicio para personas con discapacidades motrices, visuales y/o auditivas.

La Unidad 31 de Ezeiza fue escenario del emotivo acto, que contó con la presencia del secretario de Justicia, Santiago Otamendi, y el subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Juan Mahiques. También estuvieron presentes el director del SPF Emiliano Blanco, y la creadora de Huellas de Esperanza, la hermana Pauline Quinn.

El programa consiste en brindar a un grupo de internos capacitación en entrenamiento canino, dictado por veterinarios, entrenadores diplomados, psicólogos, trabajadores sociales y médicos clínicos.  Los internos conviven y tienen a su cargo a los animales durante los dos años que dura el entrenamiento. Cuando concluye el proceso, los perros son entregados gratuitamente a personas con discapacidad.

Otamendi señaló: “Se busca la capacitación de los internos en un oficio en el que puedan emplearse una vez recuperada su libertad y asimismo, se desarrollan rutinas de trabajo que requieren responsabilidad y compromiso, como así también se promueve una mayor concientización respecto de las necesidades ajenas y la discapacidad”.

Por su parte Mahiques felicitó y agradeció la labor del equipo del Programa, a la vez que explicó que el trabajo que desarrolla conforma “un circulo virtuoso, donde opera la reintegración y se ayuda verdaderamente a la comunidad”.

Huellas de Esperanza busca la capacitación de los internos en un oficio en el que puedan emplearse una vez que recuperan su libertad. Desarrollan rutinas de trabajo que requieren responsabilidad y compromiso, como así también promueve una mayor concientización respecto de las necesidades ajenas y la discapacidad. A su vez, esto fomenta la interacción social y el trabajo en equipo, lo que redunda en una reducción de la violencia dentro de los institutos carcelarios y una convivencia armónica entre los internos.

En la República Argentina, y a partir de los esfuerzos realizados desde la Subsecretaría de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios y la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal, el Programa funciona en tres unidades penitenciarias: la Colonia Penal de Ezeiza Unidad 19 (de seguridad media), el Centro de Detención Federal de Mujeres Unidad 31 (de seguridad media-máxima) y el Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz (seguridad máxima).

Huellas de Esperanza reconoce su origen en los programas de adiestramiento en cárceles (conocidos como “Prison Pet Partnership”) desarrollados en Estados Unidos de América, que fueran ideados por la hermana Pauline Quinn, quien dedicó hoy unas sentidas palabras a las internas.

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