Se realizó una cirugía cardiovascular sin precedentes en nuestro país

Reemplazaron la válvula aórtica por cateterismo de un joven de 24 años evitando el trasplante cardíaco.

Innovador procedimiento realizado por cardioangiólogos intervencionistas argentinos
Se realizó por primera vez en nuestro país una cirugía cardiaca mediante cateterismo de recambio valvular percutáneo (TAVI por su sigla en inglés) a un joven de 24 años.

La novedosa intervención es frecuentemente indicada en personas mayores con elevado riesgo quirúrgico en los que no es recomendable una cirugía convencional.

Las características de este paciente, que se encontraba muy delicado con indicación de trasplante cardíaco, hicieron aconsejable apelar a esta técnica, la que se concretó con todo éxito.

Los especialistas estiman que difícilmente haya a la fecha algún otro caso similar publicado en el mundo.

Un grupo de cardioangiólogos intervencionistas argentinos, liderado por el Dr. Alejandro Cherro, jefe de Cardiología Intervencionista del Instituto Cardiovascular de la Clínica Adventista Belgrano y que contó también con los Dres. Ernesto Torresani y Fernando Cura, realizó con éxito hace pocos días un procedimiento de reemplazo de la válvula aórtica mediante cateterismo (técnicamente denominado ‘implante valvular percutáneo’ -TAVI por su sigla en inglés-) a un paciente de 24 años, que afortunadamente -según manifestaron desde la clínica- se encuentra evolucionando y fuera de peligro.

Lo particular del caso es que la técnica, de por sí muy novedosa y todavía en cierto grado de ‘experimentación’, está reservada para personas añosas con alto riesgo quirúrgico en los que no es recomendable hacer un implante mediante una operación convencional (a cielo abierto).

“Sin ninguna duda, es el primero en nuestro país en una persona tan joven y no tenemos reportes sobre un caso similar entre nuestros colegas de otros países”, graficó el Dr. Alejandro Cherro, quien también es presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) y que había sido entrenado especialmente en el implante de este tipo de válvulas en la ciudad de Minneapolis, en los Estados Unidos.

El procedimiento, realizado en la citada Clínica Adventista, consiste en la introducción a través de la ingle de un catéter que al llegar a la zona de la válvula aórtica despliega en su interior una ‘válvula de reemplazo’ restituyendo su función, que fundamentalmente reside en conducir la sangre desde el corazón hacia los diferentes órganos.

Una válvula enferma provoca insuficiencia cardíaca, afectando la salud del paciente e imposibilitándolo de realizar cualquier tipo de actividad física, generando también múltiples internaciones por descompensaciones cardiacas.

El joven tenía antecedentes de válvula bicúspide, una anomalía de nacimiento en donde la válvula aórtica tiene dos valvas en lugar de tres, lo que provoca una restricción severa al pasaje del flujo de sangre del corazón a la gran arteria aorta, que distribuye toda la sangre al organismo.

“Esta situación genera endurecimiento (estenosis) para lo cual el paciente había sido tratado en sus primeros meses de vida con una valvuloplastia aórtica y años después necesitó un reemplazo valvular aórtico por cirugía convencional, que requirió al poco tiempo una nueva cirugía por la presencia de una infección de la válvula colocada (técnicamente denominada endocarditis bacteriana protésica), recibiendo un homoinjerto, que es un implante de válvula de donante cadavérico”, explicó el Dr. Gustavo Weiss, cardiólogo y Director Médico del Instituto Cardiovascular Adventista.

Doce años después, el joven, de tan solo 24 años presentaba la válvula colocada totalmente disfuncionante y era necesario un nuevo reemplazo.

Debido a los antecedentes de cirugías previas y a determinadas características desfavorables del caso, varios especialistas argentinos sugirieron evaluar la posibilidad de realizar un trasplante cardiaco.

Sin embargo, surgía la posibilidad también de ofrecerle al enfermo antes de llegar a una cirugía de tal envergadura y de factibilidad incierta a corto plazo, la alternativa de una intervención muy novedosa, mínimamente invasiva, que consiste en un implante con una válvula de última generación con determinadas características técnicas que favorecían las posibilidades de éxito de la intervención.

En este procedimiento, la válvula se introduce plegada en un tubo plástico de 7.5 mm a través de la ingle y se posiciona y libera sobre la válvula disfuncionante con posibilidad de recuperarla y volver a colocarla en el lugar preciso si fuera necesario.

Sin embargo, los cardioangiólogos tenían muy en claro que sería la primera vez que se utilizaría en un paciente tan joven y con este tipo de enfermedad cardiaca valvular.

Afortunadamente, él y sus familiares accedieron a la recomendación de los especialistas y la intervención fue realizada con todo éxito.

El joven ya se encuentra en su domicilio y su evolución es totalmente favorable.

En opinión del Dr. Ernesto Torresani, otro de los miembros del equipo que llevó a cabo la técnica, “sin ninguna duda se abre un nuevo camino en el tratamiento de este tipo de enfermedades en pacientes que no son candidatos a una nueva cirugía a cielo abierto”.

A la fecha, en la Argentina se han realizado cerca de 2 mil procedimientos de implante valvular aórtico en enfermos con estenosis aórtica severa, pero son intervenciones hasta el momento reservadas para pacientes muy añosos (algunos con más de 90 años) y con riesgo quirúrgico elevado por presentar otros factores o enfermedades asociadas.

Paralelamente, la autoridad sanitaria de los Estados Unidos (Food and Drug Administration) ha aprobado recientemente los procedimientos con válvulas percutáneas ya no sólo para pacientes con alto riesgo quirúrgico, sino también para enfermos con riesgos intermedios.

“El avance de la tecnología y la experiencia cada vez mayor de los profesionales médicos en cirugías mínimamente invasivas por cateterismo están logrando que aumente la cantidad de pacientes beneficiados con este tipo de tratamientos, y somos muy optimistas en cuanto al desarrollo de las técnicas percutáneas en nuestro país”, concluyó el Dr. Alejandro Cherro.

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